Informaciones

El término “nivel de audición” ese refiere al volumen del sonido individual necesario para producir una impresión auditiva en una persona. La medición de este nivel de audición se llama “audiometría”. Hay diversos procesos para localizar el daño en el oído y definir la capacidad auditiva.

Los niños con una capacidad auditiva normal también tienen que “aprender” a escuchar. Durante el primer año de vida, se forma el sistema auditivo. Esto significa que el cerebro puede conectar e interpretar los estímulos auditivos poco a poco. Para recién nacidos con una capacidad auditiva normal, el umbral de percepción para fuentes de sonido es de 80 dB HL y desciende durante el primer año de vida hasta 0-20 dB HL. Para bebés y niños, este umbral se define con ayuda del “campo libre”. Esta medición tiene lugar en un cuarto insonorizado. Normalmente, el niño está situado en el seno de los padres o en el cochecito. Con altavoces, se emiten estímulos auditivos con diferentes frecuencias. Según la reacción del niño (cambio de la respiración, movimiento de los ojos, detenerse en un movimiento, p. ej. del chupete, reacción de susto, etc.; con niños mayores, la localización de la fuente de sonido), se determina el volumen en el que se ha observado una reacción auditiva para las distintas frecuencias.

Para la “audiometría de observación y reacción”, el experto necesita mucha experiencia y rutina en la apreciación de las reacciones auditivas, ya que cada niño reacciona de forma distinta a los estímulos auditivos. La audiometría de reacción puede hacerse con audífonos, lo que permite una evaluación del éxito auditivo, un control del ajuste y una comparación entre varios audífonos o ajustes.

Para niños de 2-3 años, el nivel de audición se puede determinar con ayuda de datos propios. Esto se realiza en forma de “audiometría lúdica”. El niño recibe la instrucción de hacer una narración cuando escucha un ruido. En principio, la medición se realiza con altavoces. Si los niños son mayores y pueden hacer la narración fácilmente, la medición se hace con auriculares por separado para ambos oídos. Las siguientes imágenes muestran ejemplos de audiogramas tonales; se muestra el oído derecho en cada caso. La línea superior muestra la medición mediante conducción ósea. Con ayuda de auriculares especiales, se puede transmitir el sonido correspondiente directamente al oído interno mediante vibraciones de los huesos craneales. La curva inferior representa la medición mediante conducción del aire, es decir, con auriculares normales. La curva nunca puede ser mejor que la conducción ósea, ya que el sonido tiene que cruzar el oído medio antes de llegar al oído interno.

El audiograma del lado superior izquierdo muestra la curva de una persona con audición normal. No solo la conducción del aire, sino también la conducción ósea debe estar en un rango de 0-20 dB HL y a una distancia de menos de 15 dB la una de la otra.

En el segundo audiograma del lado superior derecho se representa una disfunción de la conducción del sonido. La conducción ósea muestra valores normales dentro del intervalo de frecuencias. No obstante, la curva de la conducción del aire está desplazada 35-45 dB hacia abajo. Tal vez haya un derrame del oído medio que afecte a la transmisión del sonido.

El audiograma de la parte inferior muestra una sordera de percepción. La conducción del aire y la conducción ósea son paralelas y tienen una distancia muy pequeña. La pérdida de audición es más acusada con los tonos altos que en las bajas frecuencias. Esto es común cuando hay lesiones en el oído interno.

Con ayuda de los procesos de audiometría objetiva (p. ej. ABR o BERA) se puede determinar el nivel de audición real justo después del nacimiento, que suele ser 0-20 dB HL y no se puede identificar con el umbral de reacción del niño. La audiometría objetiva se utiliza en el contexto de los diagnósticos para determinar del nivel de audición. Normalmente se lleva a cabo mientras el bebé duerme, ya que los movimientos de los músculos en el estado de vigilia pueden afectar a la medición y no es posible obtener resultados fiables. Para facilitar el sueño, usamos una sedación, un tipo de calmante. Solo se llevan a cabo mediciones con anestesia rara vez y en circunstancias especiales.

Normalmente, se fijan tres o cuatro electrodos de un solo uso al cuero cabelludo para la medición BERA. Con ayuda de auriculares, se transmiten estímulos auditivos (con frecuencias de 2 y 4 kHz) al oído durante la medición. Los electrodos se usan para detectar cambios en la tensión del cuero cabelludo. De esta manera se puede determinar, con ayuda de métodos de promediación, si los estímulos auditivos se procesan a un cierto volumen y se transmiten al tronco encefálico mediante el sistema auditivo. El “potencial”, es decir, la onda de respuesta a los sonidos en el EEG, tiene una forma diferente para cada niño. También depende de las circunstancias de la medición. El sueño del niño es muy importante. La intranquilidad, los movimientos, los ronquidos y más factores pueden afectar a la calidad de la medición. Al igual que en la audiometría de reacción, el experto necesita rutina y experiencia para evaluar los potenciales. Dado que las curvas deben evaluarse de forma visual, la BERA se denomina semi procedimiento de prueba objetivo.

También hay métodos que posibilitan una determinación exacta de la frecuencia en la curva. En la mayoría de casos se usan “Notched-Noise-BERA” (NN-BERA). Si se puede utilizar un NN-BERA depende de si el niño duerme lo suficiente durante la medición, dado que normalmente se debe realizar una medición o confirmación del nivel de audición general (mediante Click-BERA). Así que puede que sea necesario investigar más.

Para la comprobación y la localización de la pérdida de audición se usa la medición de emisiones otoacústicas. Sin embargo, esta solamente indica la funcionalidad del oído interno, para ser más exactos, de las células ciliadas exteriores, si se pueden comprobar. Si no es posible medir las OAE, puede ser a causa de varias razones y no siempre indica que haya una pérdida de audición. En muchos casos simplemente hay una disfunción en los tubos de ventilación. A veces, unas circunstancias desfavorables durante la medición (intranquilidad motora o vocalizaciones del niño, ruido ambiental, sonda de medida obstruida) son la causa de la ausencia de OAE. Además, hay personas en las que no es posible detectar emisiones otoacústicas, aunque tengan una capacidad auditiva periférica normal.

La medición de diagnóstica de las emisiones otoacústicas incluye la reproducibilidad de las respuestas en porcentajes. Con frecuencia, esto se interpreta incorrectamente como una pérdida de audición porcentual. En general, una pérdida de audición no se puede clasificar de esta manera, ya normalmente varía en los diferentes rangos de frecuencia del intervalo de audición humano. Las diferentes trayectorias posibles de la curva de audición y el grado de la disfunción auditiva requieren una evaluación especial.

Una capacidad auditiva reducida se clasifica en tres categorías:

  • Pérdida de audición de grado leve (unos 24-40 dB HL)
  • Pérdida de audición de grado medio (unos 40-60 dB HL)
  • Pérdida de audición de grado grave (unos 60-80 dB HL)
  • Pérdida de audición próxima a la sordera (más de 80 dB HL)

En la escala de más abajo, los tonos altos se encuentran a la derecha de 1000 Hz, mientras que los tonos graves están a la izquierda de 1000 Hz. Esta área muestra donde se perciben ciertas letras. Las imágenes muestran qué ruidos no puede escuchar su hijo según la pérdida de audición correspondiente.